11 de septiembre de 2017

It (2017)

Miedos de la juventud

Desde el día en que me enteré de que se iba a realizar una nueva adaptación de la excelente novela de terror IT, me inundó una curiosidad llena de desconfiaza. Tras ver los primeros trailers me di cuenta de que no estaba ante un nuevo proyecto chapucero como son numerosas cintas basadas en obras del maestro King. Tras la avalancha propagandística tenía el hype por los cielos. Así que llegado el día de su estreno un servidor ya la ha visto. Vale que puede no ser una obra maestra, pero sí que puedo asegurar que está en el selecto grupo de las mejores adaptaciones de este autor, como La milla verde, Cadena perpetua, La niebla, Carrie, Misery o El resplandor. Y lo más recalcable es que la cinta tiene una duración extensa, nada menos que 135 minutos, pero se me han pasado volando y me he quedado con ganas de más. Espero con ansias esa segunda parte.

Empecemos. Está basada en una novela de 1.500 páginas, repletas de información,  personajes, saltos cronológicos... En mi opinión una historia difícil de plasmar en la pantalla grande. El acierto del director argentino Andrés Muschietti ha sido concentrar en dos películas lo contado en la novela. Una primera parte, la que ahora nos ocupa, nos  muestra las aventuras de los jovenzuelos protagonistas; y una futura segunda parte, que nos contará el regreso a Derry, 27 años después, de los mismos carismáticos protagonistas.

El guión es bastante lineal, con una primera escena arriesgada y brutal. Es verdad que a la cinta le cuesta situarse, no por ritmo, ya que comienza con sustos efectistas y bien lucidos. Pero este tipo de terror moderno ya lo tenemos hasta en la sopa. Y ese es su principal problema de arranque: la falta de una puesta en situación. Un mayor desarrollo del pueblo y de sus habitantes y una explicación más exhaustiva de la maldición que se cierne sobre la localidad le habría proporcionado mucho más encanto. Pero esto se olvida nada más se forma la cuadrilla de los perdedores. El potencial de este grupo es extraordinario, con unos diálogos ingeniosos y divertidos. Los siete miembros del grupo deslumbran con una química y verosimilitud radiantes, parece que se conocen de toda la vida: están cómodos, sueltos, siendo ellos mismos y recordándonos el gran tesoro que es la infancia, esos descubrimientos, sentimientos y miedos que todos hemos vivido. Mientras la cuadrilla permanece unida todo transcurre como la seda y con la amistad como pilar central nos perderemos con ellos en lugares oscuros y tenebrosos.

Estaréis pesando: ¿y como película de terror cumple? A medias, diré, porque tiene sus momentos de intriga y tension, pero es un fiel reflejo del terror actual de blockbuster: trucos efectistas de sonido y juegos de cámara demasiado previsibles. Los jóvenes es posible que disfruten con ello pero a mi personalmente me ha faltado un terror más ingenioso, de ese que te atrapa y te hace pasarlo mal más por lo que no vemos que por lo que se deja ver.

Ahora me toca hablar del otro gran protagonista: Penynwise. Sí, el payaso cabrón. Todos nos acordamos de Tim Curry con kilos de maquillaje, que sin grandes efectos, acojonaba que daba gusto.
Este más moderno antagonista, al que da vida Bill Scarsgard, tiene sus pros y sus contras. Cada vez que sale se hace con la función pero se echa de menos un maquillaje más real, no una mezcla entre látex, pintura y añadido digital. Quiero destacar los ojos, se salen por todos los costados, y no se trata de efectos especiales, es un prodigioso regalo de Scarsgard: una mirada sin un enfoque concreto, que transmiten una maldad infinita. Atentos a esto en la escena de la alcantarila, qué mosqueo, por Dios. Como punto negativo hay que señalar el exceso de apariciones de nuestro antagonista, que hace que nosotros mismos, como los  propios protagonistas, vayamos perdiéndole el miedo, siendo curiosas dichas apariciones pero pecando de repetitivas. En lineas generales cumple muy bien con su cometido: transmitir desasosiego con su presencia. También hay que tener en cuenta que ha llovido mucho desde el estreno de su antecesora y nuestra percepción del miedo es totalmente diferente.


Por hablar un poco del reparto solo puedo decir que es perfecto el trabajo de casting. Va a haber que estar atento a estas futuras promesas.

La producción está muy cuidada, se nota el cariño en cada imagen. La banda sonora nos mantiene en tensión y los pequeños detalles hacen que creamos estar en los años 80 (un puntazo las cartelera del cine del pueblo).





Una película con un algo especial. Es verdad que en su faceta de cinta de terror es donde más flojea pero es intrigante y está llena de carisma. Recuerda mucho a Los Goonies, Cuenta conmigo, Super 8 o la novedosa Stranger Things. A destacar esa maravillosa cuadrilla de perdedores.











Cuando empiezan a desaparecer niños en el pueblo de Derry (Maine), una pandilla de amigos lidia con sus mayores miedos al enfrentarse a un malvado payaso llamado Pennywise, cuya historia de asesinatos y violencia data de siglos. Adaptación cinematográfica de la conocida novela de Stephen King It.




19 de junio de 2017

A 47 metros (2016)

Tensión en estado puro

Hoy os traigo una primicia, una película que aún no se ha estrenado en nuestras salas de cine. Su título original es In the Deep pero el 21 de julio llega a nuestro pais bajo el de A 47 metros.

El año pasado oí hablar de una película que tuvo gran éxito en su estreno en Inglaterra. Era una monstermovie, que me encantan; de tiburones, que me encantan aún más. Tras el chasco que me llevé con Infierno azul esperaba de forma un tato agorera algo semejante, ya que es un género abnado a las produciones de pésima calidad. Pues amigos, me he llevado un buen ¡Zasca! Ha sido una grata sorpresa. Seguramente lo mejor sobre estos entrañables animalitos desde el Tiburón de Spealberg. Me gustaría que tuviese una buena acogida porque es un placer descubrir películas así. Desde aquí solo puedo animaros a verla cuando se estrene, o, si sois unos cagaprisas, la podéis ver  ya en VOSE, los diálogos tampoco aportan gran cosa.

La película es una de esas que generan un mal rollo descomunal. Os pongo en situación. Dos hermanas que van hacer una excursión a mitad del océano para ver de cerca al "Gran blanco", sumergidas en una jaula de submarinismo cuando el cabestral de la misma se rompe y quedan atrapadas, a 47 metros de profundidad, con la sola compañía de un tiburón que espera convertirlas en su merienda. Acojona, ¿verdad? Pues esto es lo que consigue la pelicula, mantenernos en tensión constante durante más de una hora que se tira bajo el agua, medio en el que se desenvuelve verdaderamente bien. El guión es muy simple y tiene varios fallos pero simplemente está para ponernos en lugar y dar paso a la fiesta. Tiende a la acción desde el comienzo, y a partir de un comienzo bien cutre va al grano sin dilación. Pese a algún momento de escasa credibilidad prefiere jugar con la atmósfera y el agobio del espectador.

El reparto es bastante conocido en el mundo británico. El que más nos sonará a nosotros será Matthew Modine, protagonista de La chaqueta metálica y al que hace no mucho vimos en Stranger Things. En lo que hace a la produccion, hay que ser conscientes que estamos ante un proyecto modesto. La fotografia es correcta, tiene una ambientación lograda, los efectos digitales, aunque no son abundantes, se mezclan bien con la realidad. Este es un punto clave, no son esos tiburones de corchopan o que parecen un dibujo animado a los que nos tienen acostumbrados otros trabajos de estas temáticas.



Su comienzo no ayuda, pero una vez metidos en el agua, la cinta no tiene complejos. Sabe mantener la tension y jugar con los nervios del espectador. No esperes un peliculón que perdure en tu memoria pero sí una buena atracción para disfrutar en el momento.






Durante una inmersión, dos hermanas de vacaciones en México se quedan atrapadas en una jaula de avistamiento de tiburones, con el oxígeno agotándose y rodeadas de peligrosos tiburones blancos. Sin ayuda en la superficie, sin ayuda bajo la superficie.




17 de junio de 2017

La cura del bienestar (2017)

La cura de lo convencional

El cine actual sufre una dolencia de gravedad, la monotonía. La falta de ideas frescas convierte la mayoría del cine generalista en convencional. Pero la película que os traigo hoy es justamente una de esas pequeñas muestras de cómo todavía existe la imaginación dentro del mundillo holliwoodiense, Aún quedan directores con un par de huevos, con perdón de la expresión, para hacer lo que quieren y plasmarlo de una manera ten poco ortodoxa, tan rompedora y arriesgada. Muchos podréis pensar que debía estar drogado cuando la vi y que menudo pedazo de mierda os he endilgado, pero me quito el sombrero ante Gore Verbinski. Por su desvergüenza para combinar las más variadas influencias y por su maestría para volcarlas convertidas en un fascinante descenso a la oscuridad.

No es una cinta fácil de ver. Es extraña desde su comienzo, y densa. Su mirada se detiene en belleza y el horror a partes iguales. En su contradicción esta su mayor baza. Después de verla habrá cosas que nuestro cerebro no acabe de comprender, y es en este momento en que reposamos y pensamos, en que recaemos en que da igual y que cada uno ha podido obtener una interpretación diferente de lo que acaba de ver.

Es complicado hasta estructurar un comentario de esta cinta, ya que es de una extrema complejidad. El planteamiento inicial me ha recordado a Shutter Island de Scorsese pero rápidamente se distancia de ésta para aventurarse en un ambiénte distópico. No tiene una estructura fragmentada con la que juega el director, es una narración lineal, pero tan imaginativa, surrealista rozando lo paranoide, que en ocasiones cuesta seguirla. No está contada de manera apresurada, todo lo contrario, es de un ritmo reposado, con matices, . Exige mantener la atención a lo que ocurre en la pantalla y recomiendo verla en un día lúcido, porque si no la tarea se puede hacer un camino cuesta arriba. Como punto negativo está su duración, bastante extensa. Creo que dentro del metraje hay altibajos, excediéndose a veces en contenido. Y el final es una absoluta ida de olla, pero su resolución no resulta tan satisfactoria como me hubiese gustado.

En el reparto destaca su actor principal, Dane DeHaan, con cierto aire a Leonardo Dicaprio pero con un esfoque propio. Sabe transmitir el cansancio y los desvaríos a medida que progresa el proceso de degeneración de su personaje. Todo un acierto de casting por su aspecto inmaduro y su escasa corpulencia, que le dan un toque de debilidad dentro del infierno en el que se mueve.

En las cuestiones técnicas he de decir que la puesta en escena es brutal. La fotografía, hermosísima, posee un aire gótico que caracterizará al peculiar balneario que conforma el escenario. La banda sonora es otro gran acirto, y hay que aplaudir la cancioncita que tararea la protagonista femenina, tierna pero a la vez tramposa, como la propia película.


Todavía no se muy bien qué chaladura he visto pero tengo que reconocer que me ha fascinado. El cine va de embarcarnos en un viaje que nos muestre algo nuevo e inesperado. Y este trabajo lo consigue. Para mi, un producto más que notable.






Un joven y ambicioso ejecutivo de empresa (Dane DeHaan) es enviado para traer de vuelta al CEO de su compañía, que se encuentra en un idílico pero misterioso "centro de bienestar" situado en un lugar remoto de los Alpes suizos. El joven pronto sospecha que los tratamientos milagrosos del centro no son lo que parecen. Cuando empieza a desentrañar sus terribles secretos, su cordura será puesta a prueba, pues de repente se encontrará diagnosticado con la misma y curiosa enfermedad que mantiene allí a todos los huéspedes, deseosos de encontrar una cura.




15 de junio de 2017

La momia (2017)

La desidia hecha película

Nos dirigimos sin ambición a las salas de cine. No hay ninguna película en cartelera que nos llame la atención, así que tras las tradicionales pullas entre un grupo de cuatro tarugos, hicimos criba y nos quedamos con dos películas. Estábamos entre El caso Sloane, con buena crítica pero potente, de más de dos horas de duración, y La momia, con una nota pésima por la crítica pero una buena acepción entre el público. Y se ve que el miércoles no era día reflexivo: la acepción tarugos nos venía como anillo al dedo, porque nos quedamos con La momia.

Ya nos esperábamos una película de acción y aventuras del estilo de sus anteriores entregas, en las que era Brendan Fraser el que interpretaba al intrépido amago de Indiana Jones como protagonista, y no un recauchutado Tom Cruise que empieza a oler a rancio. Lo que no nos esperábamos era pasarnos la hora y media larga que dura la película sorteando sinsentidos y chanzas arcaicas, intentando levantar un guión que a duras penas se mantiene unido.

Los personajes, con una presentación pobre y sin evolución aparente a lo largo del film, se quedan en el tópico y no van más allá. Da la sensación de que la historia se escribió sin ganas y sin pretensiones, y nos deja un enlace de escenas de acción y efectos especiales que no innovan, que ya hemos visto en entregas anteriores o en películas del mismo género. Toca un poco las narices volver a ver la escena de la tormenta de arena con la cara de la antagonista en ella. ¿De verdad no se les ocurre nada mejor? ¿A esto está condenado el cine de acción? ¿Esta patraña les ha costado 125 millones de dólares? ¿En serio?

La verdad es que cuesta sacarle valores positivos al celuloide, pero siendo justos diremos que los efectos especiales son los que se espera de una producción de Universal Pictures. La caracterización de Sofia Boutella, la actriz que interpreta a Ahmanet, es muy elaborado, tanto el vestuario como el maquillaje, y crea un conjunto que en todas las etapas de su desarrollo va dejándonos claro en qué estado de salud y poder se encuentra. También se agradece un poco de frescura en las localizaciones, dejando de lado el antiguo Egipto para pasar a la húmeda Gran Bretaña.

Finalmente, y en esto no tiene culpa la película, queremos sacarle tarjeta amarilla a las salas de cine donde fuimos a verla. Queremos pensar que la climatización de la sala de cine debía estar estropeada. Más de uno salió con goterones de sudor en el rostro, incluso alguno de los nuestros estuvo a punto de iniciar un stripteasse para no sufrir un golpe de calor. Eso es algo que, con el precio de las entradas actuales y los palos que recibe últimamente el sector, una empresa del calibre de Yelmo Cines no se puede permitir.



Una película pobre, que se hace repetitiva y sin ganas. Estamos convencidos de que a la masa le puede entretener, pero para los que necesitamos un poco más y tenemos el corazón ligado al cine, se queda corta. Muy corta.







A pesar de estar enterrada en una tumba en lo más profundo del desierto, una antigua princesa (Sofia Boutella) cuyo destino le fue arrebatado injustamente, se despierta en la época actual, trayendo consigo una maldición que ha crecido hasta límites insospechados con el paso de miles de años.




13 de junio de 2017

Willow Creek (2013)

Bigfoot

Es domingo por la noche y valiente de mi busco otra de esas películas patateras que me gustan ver de vez en cuando. Hoy le toca el turno de Willow Creek. La verdad es que su sinopsis me llamó la atención, nos cuenta cómo una pareja de idiotas, después de ver el vídeo de Patterson-Gimlin, el del Bigfoot, si, ese en el que sale un tío disfrazado por un arrollo caminando del año de la polca. Pues esta pareja de genios cogen la cámara y deciden irse a donde se grabaron estas imágenes, en busca de dichos seres. La verdad es que no hace falta que me la vendan más, a por ella que voy.

Lo primero que diré que esta cinta es un falso documental, de esas de la típica película perdida que se encuentra un tercero y que nos exponen para que... vamos, esperaros una calidad bochornosa y un mareo gratuito. A partir de aquí, la cinta tiene la estructura de la precursora de este tipo de cine: El proyecto la bruja de Blair. Los dos y escasos protagonistas van al pueblo mas cercano a los bosques, en el que los habitantes viven del turismo atraído por este ser especial; hablan con los típicos zumbados y se adentran en el bosque a la aventura.

Si la idea es atrayente, es solo eso, porque el desarrollo de la película es lento y tedioso. Menos mal que dura 78 minutos, porque su primera hora es desastrosa, con actuaciones vergonzosas y diálogos realizados por una persona sin cerebro. Por un momento dudé entre quitarla o no, pero la duda viene cuando a 25 minutos del fin, despega. No os penséis que salen monstruos y efectos especiales de la ostia, porque la gran virtud de la cinta es todo lo contrario: no mostrarnos al temido y extraño ser y jugar con el terror psicológico del espectador. Pero en esos gloriosos minutos, en los que la mayoría son un plano seguido dentro de la tienda de campaña por la noche oyendo todo tipo de ruidos, es cuando de verdad funciona, creando algún que otro momento de angustia y temor ante el susto que nos esta por llegar. Y es por estos momentos por los que tengo que subir la nota de la cinta. No la aprobaré, claro que no, pero lo raspa. Todo ello porque estamos hablando de cine de terror y en su tramo final me hizo sentirme realmente incómodo.

Las actuaciones, imaginaros, no sirven para nada, y el doblaje menos, ya que está realizado para el mercado doméstico, con muy pocas ganas. En lo relativo a la producción, nosotros con un móvil y diez duros haríamos algo parecido. Imagen mala, lo único que podemos es agradecer que en sus momentos más atinados la cámara este estática. Efectos especiales no los busquéis porque no los tiene, y banda sonora tampoco.



Película mala, pero con momentos salvables, su tramo final está por encima de lo anterior visto. Una buena idea que podía haber sido mucho mejor ejecutada.







Jim (Bryce Johnson) y su novia Kelly (Alexie Gilmore) viajan a Willow Creek, California, para seguir los pasos de un Bigfoot. Dos intrépidos aventureros, Patterson y Gimlin, grabaron en 1967 el vídeo más famoso del legendario monstruo, 45 años después, la pareja está dispuesta a ver las imágenes con sus propios ojos. Kelly es escéptica, no cree que la bestia exista, pero se ha unido a la aventura para pasar más tiempo junto a su novio. Jim, sin embargo, cree firmemente que va a capturar al Bigfoot, por eso no deja de grabar cada momento con su cámara de video.




11 de junio de 2017

Moonlight (2016)

¿La mejor película del año? 

Hoy ha llegado el momento de analizar la ganadora del Oscar a la mejor película de este año, Moonlight. Un mérito discutido por el malicioso rumor de que recibió el premio por una confusión en el momento de desvelar el nombre de la ganadora, que debería haber sido su competidora La La Land. A pesar de la escasa promoción que se le ha dado en nuestro país a esta cinta, y con una puntuación de 6'9 a día de hoy en Filmaffinity, me lancé animado a por ella. Después de verla, ¿se merece el galardón a la mejor película más prestigioso que se le puede dar a una película? Mi rotunda respuesta es: NO.

Me puse a verla sin saber exáctamente de qué iba. Me imaginaba que retrataría la desigualdad étnica, la exclusión, la vida en los suburbios... Y abarca todos estos temas, pero lo hace solo de pasada, como el contexto en el que desarrollar otros como el bullying o la homosexualidad. Siendo un soplo de aire fresco dentro del cine generalista tampoco  arriasga en demasía. Aunque haya gustado a los críticos de Hollywood, a la gente de a pie puede dejarle un poco indiferente.

No quiero decir para nada que el film sea malo, en absoluto. Nos cuenta con gran habilidad tres etapas diferentes de la vida de nuestro protagonista. La primera parte es la más interesante.  El papel de Mahershala Ali, por el que recibió el Oscar a mejor actor de reparto, es inmenso. Es una pena que no aparezca más, la película se resiente de ello. Los diálogos están bien escritos y tienen una enorme fuerza. También alcanza niveles líricos con un buen empleo de la banda sonora en planos cortos. Pero en sí la película nunca arranca, se llega hacer pesada en su tramo final y al salir los títulos de crédito te preguntas: ¿ya? No fastidies, ¿tanto para esto? Si me hubiesen dado dos horas más, dos horas más que hubiese visto. Consigue reflejar la realidad, la ausencia de un guión que te diga qué va a ocurrir mañana.

La producción es correcta, es una cinta de presupuesto contenido grabada con cámara en mano para lograr más realismo. Aunque consigue su objetivo al principio es algo mareante. La música y la puesta en escena alcanzan el más alto nivel.



No es la mejor película que he visto este año. Puede ser aburrida y puede espantar al que llegue buscando otra cosa. A pesar de ello es una buena historia intimista, sutil y muy emotiva. No gustará a todos los paladares pero es cine social del bueno.








Chiron es un chico afroamericano que crece en uno de los barrios más conflictivos y violentos de Miami. Desde su infancia, pasando por la adolescencia, hasta llegar a su etapa adulta, Chiron lucha por encontrar su lugar en el mundo, en un ambiente donde la violencia no da tregua. A medida que pasan los años, el joven vive una constante e intensa lucha interna, para descubrirse a sí mismo. Además de sufrir un constante acoso escolar, el fantasma de la homosexualidad se hace presente en la vida de Chiron. En su camino explorará la masculinidad, la sexualidad y tendrá que hacer frente a los conflictos de su desestructurada familia.




9 de junio de 2017

Piratas del Caribe: La venganza de Salazar (2017)

Un buque que se mantiene a flote

Arriad las velas grumetes, porque nos embarcaremos con Jack Sparrow y toda su tripulación en su nueva aventura. Si, hoy toca hablar de la nueva película del la saga mundialmente conocida Piratas del Caribe, esta vez su quinta parte titulada La venganza de Salazar. Entramos con pereza y pocas expectativas a la sala de cine tras sus decepcionantes últimas entregas, su tufillo de cansancio y su olor a pólvora mojada; una impresión de que este barco llevaba tiempo hundiéndose nos hacía temernos lo peor. ¿Seguirá ésta el mismo camino? ¿O han conseguido rescatar la magia de su primera película ,?.

Sinceramente me ha entretenido y mucho, llamadme loco si digo que puede que sea su mejor película, despues de La maldición de La Perla Negra. Es sencillo: la cinta sabe lo que es desde un primer momento, y su principal objetivo. Una película que agrada a un público de todas las edades, embarcándonos en una aventura que solo quiere entretener y divertir, y lo consigue muy satisfactoriamente. Llevando el titulo que lleva, reúne todo lo que que género de aventuras necesita. Grandes batallas, malos malísmos, fantasía, mucha acción... incluyendo un hándicap muy importante: conocemos a la mayoría de sus personajes, y sabe revivir y reunir de nuevo a muchos de ellos, haciendo que su final sea un resurgir de la franquicia.

El guión es muy sencillo, encauzado muy bien desde su comienzo, presentándonos el conflicto de Salazar y su ejército fantasmagórico. La cinta está bien llevada, a veces sí que se puede hacer un pelín monótona o repetitiva, porque hay escenas muy parecidas en sus antecesoras. Pero luego hay partes destacables, como puede ser el primer encuentro de Sparrow con Salazar. En su contra tengo que decir que el extenso metraje al que nos tienen acostumbrados en este tipo de blockbuster a mi parecer es excesivo, a veces juega más en su contra que a su favor, llegando a saturar un poco al espectador.

Los actores están todos bastante correctos, exceptuando a uno. Destacar a Javier Bardem, demostrando que puede acomodarse a cualquier tipo de rol, incluso sobresalir del resto, aunque si que es cierto que su personaje, al ser digital, difumina un poco la actuación. Cuando representa al Salazar vivo infunde una elegancia y un respeto que eclipsan la función. En su contraparte se encuentra Johnny Depp, el cual en su papel de Jack Sparrow es un espejismo de lo que fue. Se ha convertido en un mero bufón, un payasete que se pasa toda la película diciendo bobadas, simple gancho, que solo inspira aburrimiento: cansino a mas no poder. Y es que los años no pasan en balde... Es lo que menos me ha gustado de la película.

De la producción qué se puede decir: es magia pura. Un gran presupuesto administrado con cuidado, una delicia para la vista. Una pena que para el oído no sea tanto; no digo que el trabajo de Geoff Zanelli sea malo, en absoluto, pero se le echa de menos al maestro Hans Zimmer.


Tras una concatenación de decepciones y despropósitos en esta estirpe de películas, La venganza de Salazar vuelve a recordarnos dónde está la salsa de Piratas del Caribe, y nos demuestra que esta saga también puede seguir ilusionando a sus seguidores más acérrimos. La película es aventura tras aventura, peripecia tras peripecia, y en sus momentos de respiro entra ese toque de humor que mezcla lo absurdo y lo grotesco, y que acompaña a toda la saga. Si tengo que quedarme con el aspecto más negativo de la película, y me parece que mi compañero opinará lo mismo, es un Jack Sparrow muy trillado a estas alturas de la saga, hasta el punto que roza lo cansino. Con contenido extra final, guiños a las tres primeras películas y una inversión desmesurada por parte de Disney, esta película es un buen ejemplo de que cuando se tienen claras las cosas y se es consciente de qué tipo de cine se tiene entre manos, crear una buena película no es arte de magia, sino de trabajo duro y buenas decisiones. Muy recomendable.




Me ha sorprendido gratamente. Sin ser ninguna maravilla es muy entretenida y disfrutable, a veces se echan de menos este tipo de películas de aventuras. Es recomendable para los incondicionales y los no tan admiradores de la saga.






El capitán Jack Sparrow se enfrentará a un grupo de piratas-fantasma comandados por una de sus viejas némesis, el terrorífico capitán Salazar, recién escapado del Triángulo de las Bermudas. La única posibilidad de Sparrow para salir con vida es encontrar el legendario Tridente de Poseidón, un poderoso artefacto que le da a su poseedor el control de los mares.